Existe mucha controversia con la pérdida de nutrientes de los productos congelados.
Muchas personas consideran que al congelar los alimentos estos pierden muchos de sus nutrientes. Y, mucho hay de cierto en esa afirmación.
La gran mayoría de los métodos de conservación, como es la congelación, produce pérdidas del valor nutricional. Eso sí, mínima.
¿Cómo podemos reducir esa pérdida?
La clave radica en efectuar bien el proceso de congelación. Si la congelación se efectúa de manera errónea, se producirá la formación de cristales de hielos de tamaño considerable que afectará a la destrucción de tejidos produciendo una pérdida de textura y color del alimento.
Por ello, cuanto menor sea el volumen de esos cristales generados, mejor será el proceso de congelación.
¿Cómo podemos congelar adecuadamente?
- Manteniendo una temperatura constante en el congelador (no abrir y cerrar).
- Utilizar bolsa o embalajes especiales para el congelado.
¿Hay algo más allá de la congelación?
Sí, la estabilidad microbiana. Es importante mencionar que la congelación no equivale a la esterilización. Eso quiere decir que congelando un producto no eliminamos la totalidad de los posibles microorganismos, sino que frena el crecimiento o la proliferación de microorganismos.
También es importante hay microorganismos que su temperatura óptima de crecimiento es la que se mueve cerca del punto de congelación
o que, si mantenemos mucho tiempo un alimento en el congelador, pueden llegar a proliferar los microorganismos a niveles patológicos.
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